Tenía la idea de él asustándome, como si me fuera a estrangular, en esta locura que él estaba viviendo como hombre lobo […] El trabajo del camarógrafo es enmarcar lo que he visto en mi mente y ponerlo en la caja, para que hable. La luz era perfecta y puse a Michael en posición para poder fotografiar. Usé una luz estroboscópica con el obturador a 1/8 de segundo para obtener el cielo oscuro detrás de él. El lente fue un angular de 28 a 50 mm. Quizás pasamos 5 minutos, como máximo, juntos. Yo ya sabía lo que necesitaba, lo que quería obtener […] Le dije, “Michael, quiero que me espantes. Tú eres el hombre lobo – ¡espántame!”
Hizo esto unas tres veces, poniendo sus manos hacia mi amenazadoramente, luego estirándose hacia el cielo. Lo motivé con palabras mientras disparaba las tomas para que intensificara su expresión. Ese es uno de los secretos detrás de esta clase de fotografía – entonces tú debes estar listo para captar el momento y no dejar que se escape.
Douglas Kirkland